Ni una mala cara, ni una queja, ni un gesto con el morro torcido, ni una sola crítica, ni un mensaje subido de tono contra el PSG. Nada. Ni un mensaje en redes sociales ni mucho menos una declaración pública. Nada. Han pasado 21 días desde que Qatar diera a orden de apartar a Mbappé del equipo en vísperas de la gira por Japón y el jugador ni se inmuta.
Inmune de momento a las presiones y amenazas que llegan desde su propio club vía Doha, Kylian Mbappé se mantiene firme en su idea de cumplir (y cobrar) su contrato para irse al Real Madrid libre en junio de 2024. Entre salario y primas, unos 240 millones de euros, que no es poca cosa. En el otro lado de la balanza, la amenaza de quedarse un año en la grada.
Los dueños del PSG estaban convencidos de que tanto Mbappé como el Real Madrid moverían ficha con rapidez después de que el delantero fuera apartado de la disciplina de grupo en vísperas de subirse al avión rumbo a Japón. Pero nada. Kylian se mordió la lengua y siguió entrenándose con los «indeseables» sin generar ningún problema. Hasta se ha convertido en el líder de esos jugadores descartados por el club y por Luis Enrique para la temporada que está a punto de comenzar.
Mbappé, junto a los «indeseables»
De hecho, el PSG debuta este sábado en El Parque de los Príncipes ante el Lorient y Mbappé no estará entre los convocados. Será la primera vez que el delantero parisino se quede fuera de una lista por motivos extradeportivos. Kylian sólo se ha perdido partidos por lesión y algunos puntuales por descanso en las cinco temporadas que ha formado parte del PSG.
La reacción de la hinchada del PSG, condicionada por todas las filtraciones interesadas del club contra Mbappé, será otro capítulo que puede cambiar el rumbo de un culebrón que vive momentos de guerra fría y que, salvo giro de guion inesperado, tiene pinta que se va a alargar hasta los últimos días del mercado, que cierra el 31 de agosto a las 12 de la noche. Y quién sabe si más.